La cuenca del Usumacinta corresponde al total del territorio en donde escurre el río Usumacinta y sus afluentes, los cuales, originados en el altiplano guatemalteco y la selva Lacandona chiapaneca, desembocan en el golfo de México en la zona de pantanos de Centla y Laguna de Términos. Como todo socio-ecosistema complejo, esta cuenca está amenazada: por el cambio climático, que modifica el ritmo de las estaciones y provoca trastornos hidrológicos y ecológicos, y en segundo, por las actividades humanas que, en mayor o menor medida, contaminan de manera crónica o temporal el agua y alteran el medio natural. Lo anterior se agrava porque las poblaciones rurales que habitan la zona están sujetas a distintas desigualdades socioeconómicas. Los sedimentos del Usumacinta, que los lugareños llaman “arena”, “guijarros” o “piedras”, son compuestos de arcilla, limo, barro y grava, esenciales en el ecosistema fluvial por albergar una vida secreta y participar en la dinámica del río. Sin embargo, estos sedimentos son vistos más bien como un recurso mineral que se ha extraído y trabajado desde tiempos inmemoriales para la producción de cerámica, la mejora del suelo o como material de construcción, conociendo apenas sus funciones ecológicas, sociales y culturales. El reconocimiento de su papel y proceder a su protección es indispensable ante las amenazas sobre el Usumacinta. Es clave rastrear, describir, prever y replantear los usos pasados, presentes y futuros que se les han dado, para que su aprovechamiento se dé en forma concertada, para beneficio de los habitantes del lugar, y sin alterar el equilibrio del ecosistema. Con esta publicación, un grupo de científicos mexicanos y franceses buscamos dirigirnos a todos para explicarles en doce preguntas la naturaleza, el valor y muchas más cuestiones acerca de los sedimentos del Usumacinta: ¿para qué se utilizan?, ¿están contaminados?, ¿qué usos han tenido a lo largo del tiempo?, ¿cómo pueden valorizarse? Con nuestras respuestas esperamos contribuir a la construcción de una relación sostenible entre este río y los seres humanos que viven en sus riberas. Con el ejemplo del Usumacinta, bien podría abordarse la misma problemática respecto a cualquier otro gran río. Esta publicación se realizó en el marco de una estrecha colaboración científica con la participación de investigadores mexicanos y franceses que, iniciada en 2018, concluirá en 2022: el proyecto VAL-USES “Desde el aprovechamiento tradicional hacia la valorización integral de los sedimentos en la cuenca del río Usumacinta”; un proyecto interdisciplinario aprobado y financiado por la Agencia Nacional de Investigación en Francia (ANR-17-CE03-0012-01) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en México (FONCICYT-290792).